Son muchos los que vaticinan un gran futuro al sector de los drones. Se cree que los drones crearán 100.000 nuevos puestos de trabajo en los próximos años generando cerca de 82.000 millones de dólares. Pero todo eso se conseguirá gracias a sus múltiples aplicaciones, entre ellas sus aplicaciones en el mundo de la agricultura y el sector de control de plagas.
Podrán ser de gran ayuda en la logística, tareas de vigilancia para la seguridad humana, fotografía y vídeo informativo, pero especialmente lo que nos ocupa es su gran utilidad en el control deplagas tanto para detectar las plagas como para aplicar tratamientos o fumigar plagas de una manera selectiva cono mayor efectividad y menor repercusión medioambiental.
Los drones resultan de gran ayuda por ejemplo, para detectar nidos de procesionaria, o avispa asiática, siendo capaces de llegar a puntos de difícil acceso a menor coste y riesgo de lo que veníamos haciéndolo con los métodos tradicionales. A su vez, son capaces de realizar tratamientos (existen versiones de drones adaptadas con depósitos y herramientas para la fumigación de plagas), así como de supervisar la efectividad de las zonas fumigadas, y detectar nuevas o recurrentes plagas y enfermedades.
La importancia de estas nuevas herramientas va en aumento pero también los requisitos para poder manejar estos instrumentos. Es necesario un curso de 50 horas para obtener el certificado de piloto de drones, y a buen seguro los requisitos irán endureciéndose a medida que prolifere el número de drones.